sábado, 20 de noviembre de 2010

Herencia

   Hoy voy a hablar de la herencia, que todos comprendemos que debe ser un concepto muy importante. Alguna vez da alguna alegría, pero casi siempre a todos nos recuerda otras cosas: La pelea que tuviste con tu hermano por el jarrón de tus padres (que decían que era chino de verdad, no de Taiwan), la deuda sin pagar que tu hermana te quería endosar, ese cascajo de coche, del año de la pera, que despreciaste y por el que tu sobrino ha obtenido 120.000€ porque lo vendió como un ¡clásico!....
   Herencia: del lat haerentia. A., heredität; F., héréditét; In., heredity; It., ereditarietà; P., herança. Fenómeno biológico por el cual los ascendientes transmiten a los descendientes cualidades normales o patológicas. // Anfígona: Herencia de las cualidades de ambos padres. //Atávica: Herencia de caracteres de los antepasados remotos. //Diándrica, digínica: La que se transmite por línea masculina o femenina, respectivamente. //Heteróloga, heterónoma o disimilar: Herencia morbosa que en los hijos se manifiesta de modo distinto que en los padres. //Mosaica o en mosaico: Herencia en la que la influencia paterna predomina en un sentido y la materna en otro.//De terreno: Predisposición.
   Para un motero una herencia puede ser maravillosa porque si es buena y bonita la moto disfrutará por muchos años. A veces es un "hierro" lo que heredas y ahí vienen las complicaciones. ¿Como esta el motor?, ¿frena?, ¿es grave el "clonk" que se oye en la transmisión? ¿tendrá arreglo económico el "bollo" que tiene en el depósito? ¿QUE ME DIRÁ MI MUJER...? ¡Ay!. Ya..., si..., ya..., si..., si..., si..., bueno..., está bien.
   Un pediatra debe considerar los aspectos hereditarios en muchas enfermedades. Nosotros tambien nos miramos en el espejo de nuestros padres. Yo, poco a poco, voy adquiriendo las enfermedades que padeció mi padre y en menor medida las de mi madre (mosaico, diándrica, digínica). Espero no padecer la de mis antepasados más remotos (atavismo) que tuvieron enfermedades más importantes y más precozmente. Espero, por tanto, mejorar un poco la especie. Tambien he tenido cosas que no han tenido nunca mis padres u otros antepasados (disimilar). Espero que se me haya pegado algo de la belleza interior y exterior de mis padres (anfígona) y poco de sus defectos. Todos notamos que tenemos ciertas predisposiciones (terreno) que nos critica nuestra pareja (¡eres como tu padreeeee...!).
   De todas formas no somos culpables de nada. Transmitimos a nuestros hijos unas características u otras, pero no somos como los guisantes o las moscas de la fruta, podemos cambiar nuestro futuro gracias a la educación y a nuestro esfuerzo, superando nuestras rémoras. Si salimos "mala gente" no será por culpa de lo que heredamos solamente si no por nuestra propia iniciativa. Es muy socorrido echarle la culpa al ambiente o a la genética, pero el hombre puede cambiar su destino sea cual fuere el que estuviera programado y todos tenemos experiencia de ello.
   Por contra, hay enfermedades de base genética que predeterminan una serie de características muy diferenciales, muy condicionantes. El ejemplo que a todos se nos ocurre es el Síndrome de Down y aún así el futuro ha cambiado cuando las cosas se hacen bien. Ya tengo suficientes años para haber pasado de la consideración fatalista de hace unas decadas (nada se puede hacer, es así, que desgracia,...) a la actual mucho más luchadora, con unos resultados espectaculares: Mayor esperanza de vida, mayor calidad de vida, integración social, educativa, laboral, etc. ¿A quien se debe el progreso? fundamentalmente a los padres que se han asociado y han peleado por sus "herencias". Asociaciones de Padres con mucho mérito.
   Un cariño especial le tengo a la Asociación de niños con el Síndrome de Cornelia de Lange, gracias a Guillermo, ya un bigardo de 17 años, que ha superado uno y mil obstaculos gracias a sus padres, Amelia y Javier, y en menor medida a los múltiples médicos que ha necesitado desde el nacimiento, entre los que me encuentro. Es un futuro duramente luchado, pero con muchas recompensas.
   No tenía sueño esta mañana y por eso me estoy alargando, pero ya corto con un texto de Leopoldo Abadía que me ha mandado ayer noche una amiga y Pediatra y que es lo que me ha impulsado a hablar de la herencia. Disfrutadlo.

Leopoldo Abadía (Zaragoza, 1933) es un profesor y escritor español conocido por su análisis de la crisis económica actual
Leopoldo Abadía (autor de " La crisis Ninja ") dice en su artículo: 
Me escribe un amigo diciendo que está muy preocupado por el futuro de sus nietos. Que no sabe qué hacer: si dejarles herencia para que estudien o gastarse el dinero con su mujer y que "Dios les coja confesados".
Lo de que Dios les coja confesados es un buen deseo, pero me parece que no tiene que ver con su preocupación. En muchas de mis conferencias, se levantaba una señora (esto es pregunta de señoras) y decía esa frase que me a mí me hace tanta gracia: "qué mundo les vamos a dejar a nuestros hijos?" Ahora, como me ven mayor y ven que mis hijos ya están crecidos y que se manejan bien por el mundo, me suelen decir "qué mundo les vamos a dejar a nuestros nietos?" Yo suelo tener una contestación, de la que cada vez estoy más convencido:
"y a mí, qué me importa?!"
Quizá suena un poco mal, pero es que, realmente, me importa muy poco.
Yo era hijo único. Ahora, cuando me reuno con los otros 64 miembros de mi familia directa, pienso lo que dirían mis padres, si me vieran, porque de 1 a 65 hay mucha gente. Por lo menos, 64.
Mis padres fueron un modelo para mí. Se preocuparon mucho por mis cosas, me animaron a estudiar fuera de casa (cosa fundamental, de la que hablaré otro día, que te ayuda a quitarte la boina y a descubrir que hay otros mundos fuera de tu pueblo, de tu calle y de tu piso), se volcaron para que fuera feliz. Y me exigieron mucho. Pero qué mundo me dejaron? Pues mirad, me dejaron:
1. La guerra civil española
2. La segunda guerra mundial
3. Las dos bombas atómicas
4. Corea
5. Vietnam
6. Los Balcanes
7. Afganistán
8. Irak
9. Internet
10. La globalización

Y no sigo, porque ésta es la lista que me ha salido de un tirón, sin pensar. Si pienso un poco, escribo un libro. Vosotros creéis que mis padres pensaban en el mundo que me iban a dejar? Si no se lo podían imaginar!
Lo que sí hicieron fue algo que nunca les agradeceré bastante: intentar darme una muy buena formación. Si no la adquirí, fue culpa mía. Eso es lo que yo quiero dejar a mis hijos, porque si me pongo a pensar en lo que va a pasar en el futuro, me entrará la depre y además, no servirá para nada, porque no les ayudaré en lo más mínimo. A mí me gustaría que mis hijos y los hijos de ese señor que me ha escrito y los tuyos y los de los demás, fuesen gente responsable, sana, de mirada limpia, honrados, no murmuradores, sinceros, leales. Lo que por ahí se llama "buena gente". Porque si son buena gente harán un mundo bueno. Por tanto, menos preocuparse por los hijos y más darles una buena formación:
que sepan distinguir el bien del mal,
que no digan que todo vale,
que piensen en los demás,
que sean generosos. . . .

En estos puntos suspensivos podéis poner todas las cosas buenas que se os ocurran. 
Al acabar una conferencia la semana pasada, se me acercó una señora joven con dos hijos pequeños. Como también aquel día me habían preguntado lo del mundo que les vamos a dejar a nuestros hijos, ella me dijo que le preocupaba mucho qué hijos íbamos a dejar a este mundo. A la señora joven le sobraba sabiduría, y me hizo pensar. Y volví a darme cuenta de la importancia de los padres. Porque es fácil eso de pensar en el mundo, en el futuro, en lo mal que está todo, pero mientras los padres no se den cuenta de que los hijos son cosa suya y de que si salen bien, la responsabilidad es un 97% suya y si salen mal, también, no arreglaremos las cosas.  Y el Gobierno y las Autonomías se agotarán haciendo Planes de Educación, quitando la asignatura de Filosofía y volviéndola a poner, añadiendo la asignatura de Historia de mi pueblo (por aquello de pensar en grande) o quitándola, diciendo que hay que saber inglés y todas estas cosas.
 Pero lo fundamental es lo otro: los padres. Ya sé que todos tienen mucho trabajo, que las cosas ya no son como antes, que el padre y la madre llegan cansados a casa,
que mientras llegan, los hijos ven la tele basura, que lo de la libertad es lo que se lleva, que la autoridad de los padres es cosa del siglo pasado. Lo sé todo. TODO. Pero no vaya a ser que como lo sabemos todo, no hagamos NADA. 

Leopoldo Abadía
P. D .:
1. No he hablado de los nietos, porque para eso tienen a sus padres.
2. Yo, con mis nietos, a merendar y a decir tonterías y a reírnos, y a contarles las notas que sacaba su padre cuando era pequeño.
3. Y así, además de divertirme, quizá también ayudo a formarles.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Se acerca Enero de 2011...

La frontera está cerca. Todos los que desean que en los lugares públicos no se fume, están de enhorabuena. Por ahora siguen los fumandores disfrutando del placer que se va a prohibir. Quizás esto lo haga aún más apetecible. Lo que se prohibe tiene muy buena prensa en determinados círculos. En el futuro será un rito iniciático al que solo estarás invitado si eres de confianza del "grupeto". Los que gorronean un cigarrillo (a la salida del instituto, en las puertas de entrada de las empresas, etc.) van a sufrir, ¿quien les dará su dosis de tabaco? A alguno veremos cultivar la planta del tabaco en el ático..... Para ejemplo el que nosotros dabamos no hace tanto. El que esté libre de pecado....
 "http://www.youtube.com/v/zEIkQSFRZ4A?fs=1&hl=es_ES"