sábado, 23 de octubre de 2010

Muerte

   Se acerca el Día de todos los Santos y para muchas personas esto despierta fuertes sentimientos. A veces es por el fallecimiento reciente de un ser querido, otras es rememorar vivencias del pasado lejano. Casi nunca se vive este momento con alegría por que la añoranza tiene un elemento negativo fundamental: Ya no está.
   Muerte (del lat. mors, mortis). Al., Tod; Fr., Mort; Ing., Death; Ital. y Port., Morte. Extinción, término de la vida. AccidentalMuerte que llega antes del término natural de la vida, por enfermedad o violencia exteriorNatural: La que resulta del debilitamiento progresivo de todas las funciones vitales. Negra: Antigua denominación de una peste del siglo XIISúbita: La que sobreviene repentinamente en estado de salud o enfermedad de un modo imprevisto. Violenta: Muerte accidental por violencia exterior, especialmente a mano airada.
   Cuando eres niño o joven no tienes conciencia clara de la posibilidad de la muerte de otro o de uno mismo. Parece mentira porque tenemos la muerte hasta en la sopa. La televisión, las películas, nos han insensibilizado permitiendo ver el acto de la muerte (de otro) como una escena cinematográfica, es decir, no real. Además, hemos alejado la muerte de nosotros. Antiguamente la muerte era un acto más de la vida de todos, desde niños. Las personas se morían más jovenes, se morían en su cama, en su casa y el velar el cadaver era una experiencia habitual incluso para los pequeños. Por una parte más natural, más real, por otra parte, más cercana. Ahora fallecemos en los hospitales y nos sacan por la puerta trasera, fuera de la vista de todos y sobre todo de los niños, que no participan de estas experiencias, además que al vivir más años es más difícil que un niño o joven lo viva de primera mano.
   El progreso de la medicina pediátrica ha ido bajando las tasas de mortalidad infantil, acercandose al cero absoluto. La muerte de un niño, como fracaso, es inconcebible. Todos esperamos de la medicina el remedio, incluso contra la muerte. Pero lo real es muy distinto. Todos vamos a morir o a estar en contacto con la muerte, ya que es parte constitutiva de la vida.  Lo difícil es aceptarlo y "vivirlo" bien.
   En el caso de los niños, insisto, la aceptación es más difícil porque no se puede asumir como normal lo que va contra la naturaleza que es que los padres mueran antes que los hijos.
   Ante un hecho tan impactante la familia cambia, como defensa. Al fín y al cabo, no es el niño el que enferma si no que es la familia quien enferma según una reciente visión filosófica.
   Si un niño tiene una situación terminal los padres pueden decidir que las últimas etapas las pase en el hospital o en su casa. Al menos en la infancia, cada vez más, la tendencia es hacerlo en casa, aunque pueda ingresar puntualmente por situaciones determinadas. Al menos desde el punto de vista del niño, esto es lo conveniente y es lo que desea habitualmente si tiene suficiente maduración y consciencia. Las dificultades son muchas, pero poco a poco los medios son mejores en nuestras sociedades desarrolladas, lo que redunda en beneficio del niño y de la familia en estos momentos.
   En las grandes ciudades son posibles unos cuidados paliativos reglados. En las pequeñas y en el ambiente rural es más común que sea el propio Médico o Pediatra quien asuma estos cuidados. Aún no es posible la equidad pero lo será. Sea como sea, la prioridad es el niño sin descuidar la familia y sus necesarios apoyos y descansos.
   ¿Seguimos el ejemplo de Berlanga.

 "http://www.youtube.com/v/e4eMDXzGa3Y?fs=1&hl=es_ES&rel=0"

2 comentarios:

  1. Debe de ser que aún me veo joven, porque la veo irreal, lejana e inexistente en mi propio ser...
    Algo en mi cerebro debe de estar suelto...

    ResponderEliminar
  2. Luis: Yo si he vivido junto contigo esta parte de la vida tan horrorosa de la muerte de una niña y estoy de acuerdo en lo que dices, te planteas tantas cosas, ya que no entiendes nada de lo que esta sucediendo y cuando lo entiendes, simplemente es terrible...
    Respecto del comentario de que la familia enferma, no creo en esa filosofía, yo te diría que la familia siente el terror infinito que no se puede definir y el niño, en mi caso mi niña, es la que realmente sufrio la enfermedad y se perdio la vida.
    Un amigo

    ResponderEliminar

Gracias por tus comentarios